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Copa Davis 2023

En la electrizante y emocionante atmósfera de las finales de Copa Davis, me encontré inmerso en la acción palpitante mientras Chile se enfrentaba a las selecciones de Canadá y el anfitrión Italia. Desde las gradas, con mi cámara en mano, capturé la intensidad de cada servicio, la precisión de cada golpe y la emoción cruda grabada en las caras tanto de los jugadores como de los aficionados. Pero fue el apasionado liderazgo del capitán de nuestro equipo, Nicolás Massú, el que realmente robó el espectáculo. Su inquebrantable dedicación y su ferviente apoyo encendieron a la multitud y estimularon a nuestro equipo a su partido. Como fanático acérrimo, sentí cada momento de triunfo y cada panzada de tensión, intentando capturar cada giro emocionante a medida que la historia se desarrollaba ante mi lente. En el intertanto de la competencia, fui testigo del brillo del espíritu indomable de nuestro equipo, dejando una marca indeleble en los registros de Copa Davis.


Colección de fotografía deportiva

Mi motivación

Cuando entré en la vibrante ciudad de Bolonia, Italia, para presenciar las finales de la Copa Davis entre Italia, Canadá y Suecia, un torbellino de emociones me envolvió. Con la camiseta de fútbol de mi equipo favorito, sentí una oleada de orgullo y camaradería mientras me unía a otros aficionados chilenos para representar a nuestro país en suelo extranjero. Como ferviente fanático del tenis y orgulloso partidario de Italia, la anticipación de presenciar un evento tan prestigioso me llenó de emoción y energía nerviosa. Además, después de varios meses de vivir en el extranjero, la vista de la bandera de mi tierra natal flameando con orgullo entre la multitud evocó un profundo sentido de nostalgia y pertenencia. Armado con mi cámara, capturé con entusiasmo cada momento en la cancha, sumergiéndome en el arte de la fotografía deportiva y disfrutando de la oportunidad de congelar la intensidad de los jugadores durante el partido.

Sin embargo, a medida que el partido final concluyó y nuetras esperanzas de lograr la victoria se desvanecieron, un sentimiento agridulce se apoderó de mí. Aunque entristecido por el resultado, encontré consuelo en la camaradería compartida entre otros entusiastas del tenis y la calidez de la hospitalidad italiana. Las conversaciones con nuevos amigos, las risas que resuenan por las calles y el tentador aroma de la pasta tradicional a la boloñesa saliendo de las trattorias locales pintaron una imagen de la comunidad y la alegría compartida. En ese momento, me di cuenta de que la experiencia de la Copa Davis trascendió los confines de la competencia: se trataba de forjar conexiones, abrazar la diversidad cultural y saborear los simples placeres que hacen que la vida sea realmente extraordinaria.